La productividad, motivación y bienestar de los trabajadores están directamente relacionados con el ambiente, la iluminación y el diseño del espacio en el que desempeñan sus tareas profesionales.
La inteligencia de un sistema llega cuando las personas no precisan de intervenir manualmente con el edificio, porque por sí mismo realiza las funciones necesarias de forma automática. Los empleados se olvidan de encender y apagar luces, de regular temperaturas, mover cortinas… Nuestros sistemas se ocupan de estas tareas y mucho más, tomando las decisiones correctas para incrementar comodidad y seguridad, mientras se garantizan niveles máximos de bienestar y rendimiento sin descuidar la eficiencia energética.
¿Cómo un correcto ambiente puede influir en el rendimiento?
Un buen diseño y un buen uso del espacio puede mejorar el rendimiento de una organización hasta en 15% y una óptima iluminación puede incrementar la productividad en 10%. Una mala iluminación de la oficina puede influir negativamente en las personas de diversas formas: fatiga ocular y disminución del rendimiento cognitivo y de la capacidad de resolución de problemas, especialmente en aquellos profesionales que trabajan con computadores. Además, afecta el humor y las relaciones interpersonales dentro del ámbito laboral. La iluminación supone el 35% del consumo de energía de una oficina aproximadamente lo que lo convienrte en uno de los factores con mayor potencial para conseguir ahorro de consumo.